viernes, 24 de agosto de 2012

Cap. 5// Vigilando desde lejos

Siento muuuucho haber tardado tanto, es que no he tenido mucho tiempo para escribir, pero como os prometí este capítulo es muy interesante, que lo disfrutéis. :)

- ¿Sigue vivo?- le pregunto con las pocas fuerzas que me quedan después de tanto llorar.
- Sí, pero no por mucho tiempo- la respuesta me reconforta y me destroza a la vez, sigue vivo, eso es genial, pero esta tan grave que no será por mucho tiempo y eso solo alarga su sufrimiento, pero lo peor de todo es que es culpa mía, total y completamente mía, por mucho que Alex y Gideon se esfuercen por hacerme creer lo contrario, si no hubiera insistido tanto en hacer yo la guardia, la podría haber hecho cualquiera de los otros, que habrían sabido defenderse mejor y Christian estaría aquí a mi lado, no en una habitación de aquella extraña casa debatiéndose entre la vida y la muerte. Supongo que me pasé todo el día llorando, porque cuando por fin me calmé ya era de noche, entonces una idea me vino a la cabeza:
- Llevadme a verle- les digo a Gideon y a Alex, que han pasado todo el día a mi lado, dándome apoyo y obligándome a comer en contra mi voluntad, ya que en estos momentos no creo que me entre nada en el estomago, la sola idea de comer algo ahora hace que me entren ganas de vomitar.
- No creo que sea buena idea- dice Gideon.
- Puede que no lo sea, pero necesito verle una vez mas.
- Pero...
- No me vas a convencer, dime donde está.
- Vale...
Me guían por la casa, que es bastante grande, y por fin llegamos a la habitación donde esta Christian. Cuando entro se me cae el alma a los pies, está tumbado inconsciente en la cama, tiene la cara mas pálida que he visto en mi vida, está cubierto de sudor y tapado con una manta, que impide que vea la herida, pero la manta está llena de sangre y eso me hace hacerme una idea de lo grave que es la herida y empiezo a marearme, me acerco a él y le cojo la mano, esta caliente, muy caliente, como si le hubieran prendido fuego, me asusto y le toco la frente, está ardiendo.
No se que hacer, es mas bien que no puedo hacer nada, estando allí solo estorbo, el está inconsciente y no se dará cuenta de que yo estoy allí y tengo que averiguar que está pasando.
Salgo corriendo de la habitación por miedo, no se a que, pero por miedo y llego a la habitación en la que estaba antes, me tumbo en la cama y sin darme cuenta me quedo dormida.
Al día siguiente es Alex el que me despierta, no parece preocupado y eso me hace feliz.
- ¿Te vienes a dar un paseo?- me dice.
- Claro, espera un segundo.
Me visto rápidamente con un vestido que saco del armario de la habitación, por que el mio está destrozado. Cuando ya estoy lista, me guía por la torre y salimos a fuera. Empezamos a caminar en silencio, hasta que él se decide ha hablar.
- Supongo que ahora tendrás muchas preguntas- me dice.
- ¿De verdad te lo preguntas?
- Es cierto, tiene sentido- hace una pequeña pausa-. ¿Que quieres saber?
- Todo ¿quienes eran esos hombres? ¿porque me buscan? ¡¿que está pasando?!
- Bueno... por donde empiezo, ¿te acuerdas de la leyenda que te conté el otro día?
- Sí, pero... ¿eso que tiene que ver?
- Bueno... pues no es solo una leyenda, todo lo que te conté es cierto y tu eres una de esas... hadas, que entregaban los feéricos a los humanos.
- ¡¿Qué?!
- No eres humana Arielle, eres un hada.
Y con esas palabras echa a perder todo mi mundo, toda mi realidad desaparece, mi familia ya no es mi familia, pensar en que mi hermana y mi madre no son mi familia hace gracia, no me importa, pero pensar que mi padre, el mismo hombre con el que me iba de acampada, el que, cuando no me quería acostar, me perseguía por toda la casa hasta que estaba tan cansada que me tenía que llevar a rastras, el mismo hombre que, cuando me dijo que se tenía que ir, se puso a hacer un montón de tonterías para que sonriera, aunque fuera un poco; no podía soportar pensar que mi padre no era mi padre de verdad y pensar en mi hermano no arreglaba nada las cosas, desde que se fue mi padre él es la única persona que se preocupa por mi, que está conmigo cuando lo paso mal, que me defiende de cualquier cosa, que ocupó el lugar de mi padre cuando él se fue, Gideon, que es más que un hermano, no lleva mi sangre, y sobretodo duele pensar que somos de la misma especie. Que no soy humana. Es difícil de creer, tan difícil que no me lo creo.
- ¡Eso no es cierto!- grito-. No puede ser cierto, yo soy humana y eso es un cuento para niños, tú... tú te has vuelto loco.
- Sabes que no, sabes que es cierto- dice con calma-. ¿Por qué te iba a mentir?
- No... no lo sé, no sé que que sacas tú con eso, pero no es cierto, a... a lo mejor te han comido la  cabeza y... y tú...- estoy confusa, no se que decir, no puede ser cierto, yo tengo que ser humana, no puedo ser otra cosa.
- ¿Y yo qué Arielle? no me han comido la cabeza, estoy completamente seguro de que eres un hada, piénsalo, tiene sentido, cuando estas en el bosque, no te parece que es como que estas en tu elemento, siempre me decías lo mucho que te atraía el bosque, que te parecía mágico, pues es cierto.
- Eso no prueba nada.
- Ya lo se, pero hay más, cuando estabas en la ciudad ¿no te sentías fuera de lugar? como si tu no pertenecieras a ese mundo ¿no pensabas de pequeña que esa no era tú familia? ¿que no tenías nada que ver con ellos?
- Sí, pero... ¿tú como sabes eso?- no se lo había dicho a nadie, eso solo lo pensaba yo.
- Eso no viene al caso.
- Bueno, y si fuera un hada, ¿dónde están las alas?
- Yo mismo hice el hechizo que hace que parezcas humana, ese no es tu aspecto verdadero...
- Pero... pero tú solo tenías tres años cuando yo nací, ¿como podrías haberlo hecho?
- Porque yo tampoco soy humano, y los feéricos vivimos miles de años.
- ¿Qué? pero, entonces...
- Sí que somos primos, mi madre, la feérica, es hermana de tu padre biológico- hace una pausa-. Bueno, supongo necesitaras estar sola, para pensar... y eso- se está yendo ya cuando se me ocurre algo.
- Álex, ¿quienes eran esos hombres?
- Bueno... esos hombres- se para un momento a pensar-. Mejor empiezo por el principio: antes de irse, Amaia tuvo dos hijos, un chico y una chica, mi madre y tu padre, según una leyenda, sus descendientes serán más fuertes, más rápidos, más silenciosos y mas poderosos que los demás, en principio es una leyenda, yo soy igual que el resto, puede que más rápido, pero nada más, para nosotros no significa nada, pero se ve que para alguien sí, todavía no sabemos quién, pero se ha estado dedicando a intentar raptarnos, por ahora solo somos seis, ya los irás conociendo; esos hombres eran novatos, los mandaron para cogerte a ti y hacer de cebo, porque de otra manera no podrían con los demás y menos con tu padre, es el mas fuerte de todos y te quiere mucho, si te hubieran cogido él se habría entregado sin dudarlo, no sabemos que nos harán, pero seguro que nada bueno.
- Pero... mi padre, ese hombre, no me conoce, ¿como es que daría su vida por mi?
- No os conocéis abiertamente, pero él te ha estado cuidando y vigilando, aunque fuera desde lejos, aquel hombre con el que hablaste una vez en el autobús, cuando no parabas de llorar por lo de tu padre; o aquel médico tan majo que te escayoló él pie, el profesor suplente de matemáticas, ese que ayudaba tanto en los exámenes...
- ¿Era él? ¿Todas aquellas personas? No se parecían en nada, ni en el color de los ojos, ¿cómo es posible?
- Con el tiempo irás asimilando todo el poder que tendrás a partir de ahora.
- ¿Y... y cuando podré conocerle?- después del gran padre que había tenido, nadie podría ocupar su lugar, pero aun así quería conocer a mi padre, a mi padre de verdad.
- Pues... no lo sé, si él no venido ya es que no está cerca, siempre que le avisan de que estas mal o de que te ha pasado algo viene en seguida, aunque no venga como tu padre.
- Oh, y... ¿como se llama?- siempre había pensado que tenía que ser triste no conocer a tus padres y ahora me doy cuenta de que yo tampoco los conozco.
- Arsen - se para un segundo a pensar-. ¿No pregunta por tu madre?
- No estoy acostumbrada, no suelo preocuparme por ella.
- Bueno, esta es diferente, es un cielo, a pesar de lo mal que la ha pasado.
- ¿Qué?
- Sí, ha tenido una vida horrible, se enamoró perdidamente de Arsen cuando solo tenía doscientos años- solo, como si eso fuera poco, si yo tengo trece y me considero mayor-, para que lo entiendas,para nosotros, tener doscientos años es como para ti tener dieciséis; bueno, su padre no le dejaba que estuviera con él porque decía que era peligroso, por lo de los hombres que nos buscan, pero ella estaba enamorada y quería estar con él, así que se escapó con tu padre y vivieron en el escondidos hasta que ella alcanzó la mayoría de edad, que son doscientos cincuenta años- guau, cincuenta años en el bosque, eso si que es amor-. Cuando volvieron habían tenido un niño, tu hermano, se llama Arion y le encanta la música. Pero no solo es eso, solo vivió feliz durante diez años, y eso es muy poco para nosotros, después se quedó embaraza de ti y cuando naciste, te eligieron a ti para que fueras el tributo a los humanos, pusimos muchos vigilantes para cuidarte, Enrique, tu padre adoptivo, era uno de ellos, él era un feérico que se enamoró de una humana- ¿de esa cosa se enamoró? ¿lo dejó todo por ella? con lo bruja que es, que raro-, se fue a vivir con ella. Cuando supo que te entregaban a ti luchó junto a tu padre para que no lo hicieran, pero no lo consiguieron, así que pidió que por lo menos fuera él que te cuidara.
- Dios, entonces... ¿eran amigos?
- Sí, mejores amigos, como hermanos, desde que eran pequeños.
- Y... ¿dónde está ahora? mi padre, Enrique, quiero decir- no me he acostumbrado a que no sea mi padre.
- Él, está a salvo, en el bosque, pero le siguen de cerca, saben que era él el que te cuidaba y por eso se tuvo que ir, para que no llegaran hasta ti, a Gideon también le entrenaron para vigilarte, él es hijo de Enrique y de su mujer, así que es mestizo, lo sabe todo, pensamos que habría sido mejor que te lo explicara él, pero... con lo de Christian, está muy afectado, no lo haría muy bien.
- Vale...
- Bueno, ahora sí que te dejo sola, tendrás que asimilarlo todo y te va a costar- se alejó de mi y cuando se está yendo se gira hacía mi-. Si quieres estar tranquila, detrás de la torre hay un pequeño bosquecillo con un lago al que nunca va nadie, allí estarás bien.
- Gracias Alex.

domingo, 22 de julio de 2012

Me voy de campamento

Lo siento, seguramente no podré colgar ningún capítulo hasta dentro de muuuuuuuuuuucho tiempo. Razones:
- Me voy de campamento.
- Me voy a mi pueblo.
- Piscina.
- Amigos madrileños que se quedan muy poco tiempo.
- Playa.
Ya sabéis las cosas que se hacen en verano. Lo sieeeeeeeeeeeeeento, os prometo que el siguiente será muuuuuuuuuuuuuy largo y muuuuuuuuuuuuuuy interesante.
Besos :)

lunes, 2 de julio de 2012

¡¡¡CAMPEONES DE EUROPA!!!

                                                              4-0

 
                                 

sábado, 30 de junio de 2012

Cap. 4// ¿Sigue vivo?

- Espera Gideon, tienes que explicármelo- le digo, pero él sigue andando.
- Lo siento, no puedo- me dice-. Como he dicho antes, ya lo entenderás.
No dice nada más y entra en el claro dejándome con las palabras en la boca, respiro hondo y me preparo para enfrentarme a Christian y a Alex, pero no estoy preparada para lo que veo a continuación, cuando entro en el claro veo que ella sigue allí, pegada a Christian, pero no parece feliz, le miro a él y veo que tiene cara de asco, la cual me hace sonreír, pero también parece preocupado. Esta hablando con Alex y no me ha visto entrar, mejor así, me da mas tiempo para prepararme para la ronda de preguntas con las que, seguramente, me acribillarán, mi primo y él. Pero las preguntas no llegan, Christian se vuelve de repente, dejando a mi primo con las palabras en la boca, como si hubiera sentido mi presencia, en cuanto me mira su expresión cambia y su cara se ilumina con una gran sonrisa, que hace que me sonroje al darme cuenta que la camiseta me viene mas corta de lo que pensaba, aunque en mi cara se dibuja una gran sonrisa, pero ese momento, por desgracia, no dura para siempre, él rompe ese momento cuando mira a la chica de antes y yo maldigo para mis adentros.
- Arielle, esta es Luz, una amiga de mi familia, ella estaba en el bosque con sus hermanos, cuando unos hombres los atacaron y mataron a sus hermanos, ella salió corriendo, pero estaba perdida. Estaba intentando salir cuando llego allí- ahora que me fijo mas, me doy cuenta de que está temblando de miedo y tiene los ojos rojos, he sido una estúpida. Esto tiene que acabar, no puedo tacharme de estúpida cada dos por tres, a ver si al final va a ser verdad-. Volvemos mañana a primera hora, lo siento, sé que esto te hace mucho ilusión, pero no podemos arriesgarnos a encontrarnos con esos hombres.
- Yo le he dicho que podríamos irnos ahora mismo, pero dice que es demasiado tarde, que está oscureciendo- dice mi primo mientras me pasa un bocadillo.
- Yo puedo guiaros, conozco el bosque como la palma de mi mano, podría hacer el camino de vuelta con los ojos cerrados.
- No podemos Arielle, está todo muy oscuro, aquí tenemos mas posibilidades. No puedo dejar que te pase... que os pase nada- me coge de la mano y se sienta a mi lado, como para infundirme ánimos-. Tenemos que quedarnos aquí, es lo mejor.
- En ese caso, hago yo la primera guardia, el agua me ha aclarado la cabeza y no estoy nada cansada, no creo que pueda dormir en toda la noche- contesto yo, en realidad, la rabia y el dolor me han dejado sin fuerzas y necesito tiempo para asimilar que estoy enamorada de él.
- No, Arielle, tú tienes que descansar- dice mientras me acaricia el pelo-. Haré yo la primera guardia, si quieres haz tú la segunda, pero tienes que descansar.
- Pero que dices, si te caes de sueño.
- Podré aguantar aunque sea unas pocas horas, necesitas descansar.
- No podré convencerte ¿verdad?
- Cierto.
- Cabezota- le digo mientras le revuelvo el pelo y me alejo de él.
Cenamos en silencio, Luz está todo el rato pegada a Christian, temblando. Me da pena, pero eso no quita la rabia, la tensión va creciendo por minutos, cuando llega el momento en el que siento que la podría cortar con un cuchillo, me voy a dormir, diciéndoles que me despierten para hacer la segunda guardia.
Me cuesta mucho dormirme, y cuando lo consigo tengo unas horribles pesadillas en las que unos hombres sin rostro destripaban a Christian y a mí me obligaban a verlo sin poder hacer nada. Me despierto muy alterada y sudando. Como se que no voy a conseguir dormirme otra vez, me levanto y voy junto a Christian, que está haciendo la guardia, me siento a su lado y nos quedamos en silencio, sin mirarnos, pero cogidos de la mano y muy juntos, casi pegados.
Después de un tiempo, se gira hacia mí y me habla por fin:
- Siento lo de antes, tendría que habértelo explicado.
- ¿Qué?
- Sí, antes cuando has salido corriendo, bueno es que no me has dado tiempo, pero aun así tendría que haber ido yo a buscarte, pero tu hermano no me dejó, decía que tenía que quedarme con Luz para tranquilizarla, pero yo quería estar contigo, para explicártelo.
- No pasa nada, en realidad no tendría por que haber salido corriendo, ni siquiera se por que lo hice, no tienes de que preocuparte.
- Eso no es cierto ¿y si te hubiera pasado algo? con esos hombres ahí fuera no podría saberlo, vale que conoces el bosque, pero ibas desarmada, si te hubiera pasado algo no me lo hubiera perdonado nunca.
-Pero...- iba a decir algo, pero él me hace callar posando suavemente el dedo sobre mis labios, lo que iba a decir se me ha ido de la cabeza al mirarle a los ojos, nunca me había alterado tanto al mirar a alguien. Intento recordar lo que iba a decir, pero en ese momento, en mi mente, solo existe él, su mirada, sus labios, su pelo, solo él; por eso, cuando se acerca para besarme, no me aparto, es un beso dulce, tímido, lleno de ternura, pero, poco a poco, se va llenando de pasión, le echo los brazos al cuello y el me coge por la cintura y me atrae mas hacia él, seguimos así hasta que, con un tremendo esfuerzo, me separo de él jadeando; si no me hubiera separado, dios sabe como habríamos acabado-. Tenemos que parar Christian...- le digo y el asiente con la cabeza.
- Te amo...- dice después de recuperar el aliento.
Supongo que tendría que responder, pero me ha dejado sin palabras. Me abraza y yo apoyo la cabeza en su hombro. Estamos así un rato, sin hablar, disfrutando de la presencia del otro, hasta que veo que se le cierran los ojos y le mando a dormir.
Cuando por fin se duerme, dejo de mirarle y miro las estrellas, ya no estoy confusa, tengo las cosas muy claras, estoy locamente enamorada de Christian y a él le pasa lo mismo conmigo, no hay lugar a dudas.
Estoy pensando en eso cuando alguien me amordaza y me ata las manos, intento gritar, despertar a los demás, soltarme, pero no puedo, me han atado bien, empiezo a pegar patadas, aunque se que no servirá de nada, todavía no le he visto, pero parece que mi captor es bastante fuerte, aun así no me rindo y sigo  pegando patadas, al parecer mi captor se cansa de mi, porque me deja inconsciente.

Me despierto en una cama bastante cómoda, me duele la cabeza y no me acuerdo de nada. ¿Dónde estoy? Miro a mi alrededor, la habitación es bastante... como decirlo... peculiar: es redonda, sin esquinas, como una cúpula; hay una pequeña chimenea en el otro lado de la habitación; no tiene ventanas, bueno si que tiene, pero sin cristales, son mas bien agujeros echos en la pared que dan al exterior; y también hay un pequeño balcón.
Me levanto de la cama, que, por cierto, también es redonda; y veo que alguien me a cambiado de ropa, en vez de la camiseta de mi hermano, llevo un sencillo camisón azul por encima de la rodilla. Salgo al balcón y veo a mi hermano y a mi primo abajo, hablando, parecen bastante tranquilos. ¿Qué habrá pasado? ¿Qué es este sitio? ¿Dónde está Christian? En cuanto me ven se levantan y entran en la casa.
Me siento otra vez en la cama, intentando recordar, y entonces entran ellos en mi habitación.
- Que bien que estés despierta- dice mi hermano-. Tengo que hablar contigo.
- Sí, me debes algunas explicaciones- la contesto-. Por ejemplo, ¿donde está Christian?
- Cada cosa a su tiempo- dice Alex-. ¿No quieres saber por que estás aquí?
- Sí- contesto, claro que quiero saber que está pasando, pero estoy deseando ver a Christian, si no me lo quieren decir, solo puede ser por una cosa: algo malo le ha pasado y, si es eso, tengo que averiguarlo-, claro que quiero saberlo. Mira, primero me decís dónde está Christian y después lo demás.
- ¿Porqué te interesa tanto saber dónde está?- pregunta Gideon.
- ¿Qué?- ¿como se puede ser tan idiota? ¿es que no tiene ojos en la cara o qué?
- Vale, lo he pillado, mi hermanita se ha enamorado. Anda que menudo momento has elegido chica...
- ¿Que quieres decir con eso? ¿Le ha pasado algo ha Christian?
- ¿Te acuerdas de los hombres que mataron a los hermanos de Luz?
- Claro que me acuerdo ¿cómo me voy a olvidar?- ¿a que viene esto? ¿por qué intenta evadir el tema de Christian? eso solo refuerza mi dolorosa teoría de que le a pasado algo-. ¿A qué viene esto? Gideon, por favor... ¿Dónde está?
- Yo... la verdad...
- Gideon, por favor, no me hagas esto. Dímelo, sabes que no puedo vivir sin él, por lo menos merezco saber donde está- las lágrimas acuden a mis ojos con demasiada rapidez, odio esto, nunca había llorado tanto en tan poco tiempo, a decir verdad, yo nunca he sido de esas que se echan a llorar por cualquier cosa, ya se está convirtiendo en una costumbre, esto tiene que parar o en algún momento se me acabarán las lágrimas.
- Es cierto, perdona- parece triste, se acerca mas a mi y me abraza con fuerza-. Esos hombres fueron a por ti, te iban a llevar con ellos, pero Christian se despertó a tiempo y se sacrificó por ti, la abrieron el estómago, vinimos lo mas rápido que pudimos, pero cuando llegamos ya casi se había desangrado...
No soporto más esto, el dolor y la impotencia van creciendo poco a poco, arrasándolo todo, hasta que ya no queda nada, solo las lágrimas y la terrible certeza de que seguramente no volveré a verle vivo, no puedo parar de llorar y los sollozos son cada vez más fuertes. Mi hermano se da cuenta y me abraza con mas fuerza, Alex también se acerca y me pone una manta encima, mientras, entre los dos, me ayudan a tumbarme en la cama. Su presencia me reconforta, pero el dolor, las lágrimas y los sollozos no hacen más que crecer. Al final, no se de donde saco fuerzas para preguntarlo, aunque se que seguramente la respuesta acabará conmigo para siempre:
- ¿Sigue vivo?

domingo, 10 de junio de 2012

Cap. 3// Ya lo entenderás

En cuanto lo oímos, salimos de casa y lo encontramos en la puerta de la finca con la mochila en la espalda y nos reunimos con él. Entramos en el bosque, pero no nos adentramos demasiado en él, aún que cuando por fin montamos las tiendas hemos dejado atrás hace rato los límites del bosque, nos hemos adentrado bastante en él, pero no tanto como lo hacíamos mi padre y yo. A la hora de montar las tiendas Alex y Gideon se hacen un lío, no han ido mucho de acampada, y las tenemos que montar Christian y yo, mi hermano y mi primo se alejan un poco y nos dejan solos, así que me apresuro a acabar rápido porque me siento incómoda por lo que ha pasado antes en el vestíbulo, todavía no he tenido tiempo de aclararme las ideas y de pensar en ello, montamos las tiendas sin apenas dirigirnos la palabra, cuando acabamos, estoy a punto de escabullirme cuando él me coge del brazo y me atrae hacia si.
     - ¿Se puede saber por qué no quieres hablar conmigo?- dice duramente, hace una pausa, y cuando vuelve a hablar se nota en su voz que esta dolido- ¿Que te he hecho yo para que me trates así? Primero me abrazas como si se fuera a acabar el mundo y ahora esto, no te entiendo Arielle.
     - Yo... lo siento, no se que me ha pasado esta mañana, simplemente...- no sabía como explicarle lo que había sentido al verle, y recordar ese momento me confunde, así que sacudo la cabeza para intentar despejarla-. No sé Christian, de verdad que no sé lo que siento, estoy confusa, muy confusa. Yo...- no se que decir y realmente estoy muy confundida. Sin saber por qué, las lágrimas acuden a mis ojos y me doy la vuelta bruscamente para que no las vea, pero reacciono demasiado tarde, ya las ha visto, se acerca más a mi y entonces, sin saber por qué, me fijo en que sus ojos no son tan verdes como yo pensaba, son mas bien azulados, como el mar, y me pierdo en ellos como si no existiera nada mas en el mundo.
    - Arielle, no hace falta que me contestes- me abraza y yo apoyo la cabeza en su hombro, las lágrimas empiezan a correr por mis mejillas, pero él no se da cuenta y sigue hablando-. Yo lo que quiero es que estés bien, dime una cosa, ¿eres feliz?- intento contestar, pero la pregunta me pilla por sorpresa y no me salen las palabras, cuando intento hablar se me quiebra la voz por las lágrimas y él se da cuenta y se separa de mi para mirarme a la cara, cuando ve que estoy llorando me acaricia la sien y me susurra al oído cosas que no llego a oír y entonces él se acerca para besarme, pero yo me separo bruscamente de él, no estoy preparada para eso, intento decir algo, pero no puedo y salgo corriendo hacia el bosque.
     Llego a un lago cristalino, en el que no había estado antes, pero que me resulta familiar, he dejado de llorar, así que me lavo la cara en con el agua del lago. Cuando acabo me acerco a un árbol y apoyo mi espalda en él. Intento no pensar en lo que ha estado a punto de pasar, pero no lo consigo, estoy, si cabe, mucho mas confundida que antes, siempre había pensado en Christian como un buen amigo, quizá el mejor, pero nada más y ahora no sé que pensar, me ha costado horrores separarme de él y tampoco entiendo por qué lo he hecho, estoy demasiado confusa, así que me levanto intentando aclararme las ideas, pero no lo consigo y decido volver al campamento.
     Cuando llego ellos están preparando la cena, han encendido una hoguera y están asando la carne que llevábamos en las mochilas, no se han atrevido ha hacer lo que hicimos mi padre y yo, pero no importa realmente, estaba deseando con tanta fuerza este momento, que mientras estemos en el bosque me da lo mismo lo que hagamos.
     Me acerco a ellos y me siento al lado de mi hermano, no tiene pinta de que se haya enterado de lo que ha pasado entre Christian y yo mientras montábamos las tiendas, a juzgar por las conversaciones que he oído, estoy segura de que no le habría gustado, pero no sé por qué y necesito saberlo, pero no atrevo a preguntar, se supone que las conversaciones eran privadas y yo no debería haberlas escuchado, pero necesito saber a que se refería al decir que íbamos a sufrir si estábamos juntos, no puedo soportar la idea de que haya algo sobre mi del que no tengo noticia, sobretodo si es importante. Odio la sensación de que me ocultan algo y esa es justo la sensación que tengo ahora mismo, cuando se supone que tendría que ser feliz. Pero decido dejar de pensar en ello y divertirme.
     Están contando historias alrededor de la hoguera, como siempre. Pero yo no las escucho, no puedo evitar mirar a Christian, perderme en sus ojos azules, que están fijos en mí, admirar su pelo castaño mojado y revuelto, lo que todavía lo hace más guapo, va sin camiseta, por que hace calor; y la luz de la hoguera resalta sus músculos. Mirarle me hace sentir un montón de sentimientos contradictorios, así que dejo de hacerlo y atiendo a la historia que esta contando Gideon.
     - ... Luna salió de su casa en plena noche para buscar a Peter, no sabía lo que hacer, hacía horas que no le veía y estaba asustada, así que, a pesar de todas las veces que le habían advertido que no lo hiciera, se fue al bosque a buscarle, se suponía debía estar asustada, pero no lo estaba, en realidad, el sentimiento que la carcomía por dentro era la preocupación, estaba preocupada por Peter, ¿y si le había pasado algo?, ella estaba segura de que él sabía cuidarse solo, pero nadie le había visto en todo el día. Lo primero que pensó al adentrarse en el bosque fue que no parecía tan siniestro como le habían dicho, pero ella no vio...- esta historia ya la habían contado un millón de veces y me la sabía de memoria, así que dejé de atender y volví a mirar a Christian, él ya no me estaba mirando, pero tampoco tenía pinta de estar escuchando la historia, estaba mirando las estrellas y, conociéndole, seguramente estaría pensando en lo mucho que le gustaría vivir en ellas, me lo había dicho muchas veces, que él deseaba llevarme allí para que nadie nos hiciera daño, he sido una idiota y una inocente, siempre había creído que lo decía como amigo, ahora me doy cuenta de que lo decía porque estaba enamorado de mí, pero yo no estoy segura de si corresponderle, no quiero que sufra, aunque todavía no entiendo por qué, él va a sufrir estando conmigo. Él se vuelve para mirarme, como si hubiera sentido mi mirada y yo me vuelvo a perder en el azul de sus ojos, estoy así,perdida en su mirada, cuando aparece de repente un chica en el claro, no la conozco, pero es evidente que Christian sí, por qué pone cara de asco y deja de mirarme, la chica se acerca a él y le abraza, es un gesto simple, bien podría ser un familiar suyo o una amiga de toda la vida, pero me molesta y la rabia empieza a crecer dentro de mi. Estoy intentando calmarme cuando ella se acerca y le besa, ya no puedo aguantarlo mas y, temblando de rabia, salgo corriendo hacía el bosque y no paro hasta que llego al lago de antes, sin pensarlo, me tiro al agua,  siempre me ha  ayudado a calmarme y esta vez no es diferente, la rabia va desapareciendo poco a poco, pero deja paso al dolor, un dolor insoportable que no había sentido antes, he sido una estúpida, como he podido pensar que se había enamorado de mi, él es mayor, tiene 16 años, yo apenas tengo 13 y soy demasiado pequeña para él, como he podido pensar que me prefería a mi antes de cualquiera de esas chicas mayores y mucho mas guapas que yo. Sin poder  hacer nada para evitarlo, me echo a llorar y las lágrimas se mezclan con el agua del lago. Estoy tan concentrada en intentar parar de llorar que no me doy cuanta de que mi hermano me esta mirando en la orilla del lago.
Salgo del agua en silencio y él me abraza hasta que por fin consigo calmarme.
- ¿Cómo me has encontrado?- le pregunto.
- Siempre te ha gustado el agua, supuse que si había algún lago por aquí, sería allí donde estarías- me vuelve a abrazar y no le pregunto nada más. Mi hermano es el único que me conoce-. Estas empapada, anda quítate esa ropa, que vas a coger una pulmonía, te dejo mi camiseta- es cierto, no me había dado cuenta, pero ha empezado a hacer frío. Se quita la camiseta en un segundo y me la tiendo, pero yo tardo un poco más en quitarme la ropa mojada, cuando me quedo en ropa interior el me la vuelve a dar y yo me la pongo, me llega hasta las rodillas, que están temblado, gracias a Dios, lo atribuirá al frío no al dolor, que todavía no se ha ido. Me abraza y volvemos juntos al campamento, antes de que entremos en el claro, le paro.
- Gracias- es lo único que digo.
- ¿Por qué?
- Por no preguntar, luego te lo explico si quieres, pero ahora no puedo, duele demasiado.
- Tranquila Arielle, hace tiempo que sabía que esto pasaría, era inevitable.
- ¿Que quieres decir?- no entiendo nada ¿que quiere decir con eso?,él no podía saber que me enamoraría de su mejor amigo, porque es eso lo que ha pasado, tengo que admitirlo de una vez; me podría haber enamorado de cualquier otro.
- Nada, ya lo entenderás.

lunes, 14 de mayo de 2012

Cap. 2// La mejor sorpresa

Subo a mi habitación bastante confundida. Siempre he odiado no enterarme de las cosas, es horrible no saber a que se refieren cuando están hablando de ti. Me tumbo en la cama intentando olvidarlo y en cuanto apoyo la cabeza en la almohada me quedo dormida.
A la mañana siguiente me despierto bien entrada la mañana. Me levanto y me asomo otra vez al balcón, hace buen día: a salido el sol y no hay muchas nubes, este sería un bien día para hacer una excursión al campo, pero desde que se fue mi padre no podemos estar todos juntos sin ponernos a gritar, como ayer por la noche vuelvo a dirigir mi mirada hacia el bosque, por el día no parece tan peligroso como por la noche, pero, aún así, sigue siendo imponente, el bosque es tan grande que puedes ver el principio, pero no el final. Cuando era pequeña, todos los fines de semana, mi padre y yo íbamos a acampar al bosque, normalmente nos llevábamos comida y agua, pero una vez mi padre decidió enseñarme a sobrevivir en el bosque, por si acaso: nos fuimos tal cual, no llevábamos ni tienda de campaña ni comida, ni agua ni nada por el estilo. Nos quedamos un mes entero, y, por suerte, encontramos un arroyo cerca de la cueva que utilizábamos de refugio, mi padre me enseñó ha hacer fuego con pedernal, me enseñó a pescar, a recolectar, a cazar... Lo pasamos muy bien y, como consecuencia, si yo me perdiera en el bosque me sabría desenvolver perfectamente, pero mi madre no nos dejó volver a hacerlo y nos teníamos que conformar con los fines de semana.
De repente entra mi hermano y me saca de mi ensimismamiento.
- ¡Hola!- exclama-. Ya estas despierta, que bien- hace una pausa y sonríe ampliamente-. ¿Preparada para una acampada en el bosque?
Me quedo tan sorprendida que no puedo decir nada, mi hermano interpreta eso como el rechazo y se justifica:
- Yo... como siempre te encantaba ir con papá, pensé... siento que no te haya gustado...
- ¿¿Pero que dices?!- exclamo, ya me he recuperado de la sorpresa y puedo expresar debidamente mi alegría-. ¡Es la mejor sorpresa que podías dar en estos momentos! ¡Es genial!- hago una pausa y me doy cuenta de que hay algo que no me cuadra-. ¿Cómo has convencido a mamá? Ella nunca nos deja.
- No la he convencido- dice, y lo miro extrañada, solo podría haber dos razones para que él no tuviera que intentar convencerla: 1) Por fin a entrado en razón y se ha dado cuenta de que es lo mejor para mi, cosa que creo que es imposible, ya que no parece que quiera hacerme feliz, más bien parece que lo único que quiere es verme sufrir. 2) Que quiere ir ella por alguna razón y no sabe nada del bosque, así que, muy a su pesar, tiene que recurrir a mi ayuda; pero si es esa juro que me encierro en mi habitación el resto de mi vida para no ir. Mi hermano, al ver mi cara de escepticismo me lo explica-. No tiene por que saberlo: ella y Angy se van a casa de nuestra "queridíííííííísima" tía abuela- estoy tan feliz que voy saltando hasta el y lo abrazo con todas mis fuerza y por poco me pongo a gritar de alegría, os explico: cuando eramos pequeños, íbamos una vez al mes, una semana entera, a casa de nuestra tía abuela y Gideon y yo no la soportamos y poníamos la casa patas arriba, así que, mi madre, mi tía abuela y mi hermana Angélica (la verdad es que no se porque le pusieron ese nombre, ya que es todo lo contrario, es insoportable a más no poder y parece que su único propósito en la vida y hacerme sufrir, como el de mi madre), decidieron que nosotros dos podríamos quedarnos en casa con nuestro padre, así que una vez a la semana, Gideon, papá y yo, nos quedábamos en casa y nos pasábamos el día jugando, inventando historias y haciendo cosas sin importancia. Pero, como nuestra tía abuela había estado de viaje tres años (ya se lo que estaréis pensando, ¡tres años de viaje! eso es imposible, sí, yo me quedé con esa misma cara, pero es que mi tía abuela es una de las personas más ricas y raras, todo hay que decirlo, de este mundo, así que podía permitírselo), no habían ido en todo ese tiempo y, mi hermano y yo, no habíamos podido quedarnos solos ni un día, ¡UN INFIERNO! os lo aseguro, y yo no sabía que había vuelto ya- ¡Eres el mejor! ¡Eres el mejor! ¡Eres el mejor!- grito mientras le abrazo y le beso, en la mejilla, no os asustéis.
-Gracias, eso ya lo sabia yo- dice bromeando-.Ahora en serio, baja la voz si no quieres que nos escuchen, todavía no se han ido- pone cara de aburrimiento-. Hay que bajar a despedirlas.
- ¿Por qué?- exclamo enfadada-. No las soporto y yo a ellas les importo un pimiento.
- Ya sé que es un coñazo, pero es lo que hay- pongo cara de tristeza, ya que no puedo verlas ni en pintura y odio las despedidas, y él me abraza y me dice al oído-. Tranquila, ya falta poco para irnos, en cuanto los caballos se hayan alejado llamamos al primo y a Christian y nos vamos- me da la mano y me guía por la casa, que es verdaderamente enorme, lo bueno de vivir allí es que es tan grande que puedo pasarme meses enteros sin encontrarme ni una solo vez con ninguna de las dos; cuando llegamos al vestíbulo y las veo a las dos, tan perfectas y estiradas, me entran unas ganas impresionantes de salir corriendo, pero me reprimo diciéndome que solo estoy aquí para poder irme de acampada después.
- Buenos días, Arielle, encantada de verte de nuevo- dice mi hermana irónicamente, claro que no esta encantada de verme, seguro que estará pensando en alguna forma de hacer que me arrepienta profundamente de haber salido de mi habitación.
- Eso no te lo crees ni tú- replico mordaz, cada vez la soporto menos.
- ¡Basta, Arielle! ¡Deja en paz a tu hermana!- exclama mi madre, como siempre defendiéndola a ella, cada vez me arrepiento más de haber bajado-. Por cierto, me alegro de que ya estés recuperada- ¡Ja! eso no se lo traga ni Dios, no se alegra en absoluto, durante mi enfermedad no se acercó ni a tres plantas de mi habitación.
- ¡Y yo voy y me lo creo!- replico para hacerla enfadar-. No creo que te alegres, si te preocupara lo más mínimo mi bienestar habrías venido a verme durante mi enfermedad, aunque me alegro que no lo hicieras, los pocos minutos que hubieras estado en mi habitación se me habrían hecho interminables- concluyo cada vez más irritada y antes de que diga nada salgo corriendo hacia las escaleras.
Sigo corriendo sin rumbo hasta que, no se como, llego mi antigua habitación, en la parte más alta de la casa, que más que una casa es un castillo. La habitación esta llena de cosas que me recuerdan a mi padre y me echo a llorar sin poder evitarlo.
Así me encuentra Gideon media hora después, no me doy cuenta de que ha entrado en la habitación hasta que se agacha junto a mi, me abraza y me susurra algo al oído que no logro entender. Poco a poco me voy calmando y cuando ya estoy completamente serena me dice que nuestra madre y Angélica ya se han ido y que pronto llegaran Christian y Alex, mi primo, y que tenemos que preparar las cosas antes de que lleguen.
Nos levantamos y me guía hasta mi habitación donde me ayuda a preparar la mochila, cuando ya lo tenemos todo preparado oigo a Christian en la puerta de la finca y siento un deseo irrefrenable de verle y abrazarle, así que salgo corriendo de la habitación a recibirlo. Cuando llego al vestíbulo veo que alguien del servicio le ha abierto la puerta y que él ya ha entrado en la casa y sin poder evitarlo me acerco corriendo a él y le abrazo, pero la verdad es que no tengo ni idea de porque le abrazo, simplemente tenía unas ganas irremediables de abrazarle; al principio él se muestra sorprendido, pero, al final, me abraza cálidamente y en ese momento entra mi hermano y nos separamos.
- Yo... me he dejado uno cosa en mi habitación, tengo que subir- digo para evitar esa situación tan incómoda, subo corriendo a mi habitación y me tumbo en la cama preguntándome que diablos ha pasado, pero no consigo encontrarle ninguna explicación, así que decido bajar. Cuando ya casi estoy en el vestíbulo les oigo hablar de algo que me llama la atención, así que me paro a escuchar:
- Christian, ¿tú estas loco?- dice mi hermano-. Me dijiste que te ibas a controlar- respira hondo y añade-. Lo digo por vuestro bien, vais a sufrir los dos, yo ya te he avisado, a partir de ahí ya no me meto, si quieres sufrir es cosa tuya, pero no la hagas sufrir a ella.
- Pero...- como no quiero oír lo que va ha decir a continuación, entro en la habitación-. ¡Ah, Arielle! Ya estas aquí... ¿Nos vamos?
- Aun no, tiene que llegar Alex, cuando llegue nos vamos- dice mi hermano.
- Ya estoy aquí- se le oye decir desde fuera.





sábado, 12 de mayo de 2012

Cap. 1// Una mirada a las estrellas



Me asomo al balcón después de dar por perdido mi intento de dormir. Abajo están mi hermano y sus amigos, como siempre, paso de ellos y miro al bosque, como siempre, me siento atraída por su belleza, tengo la sensación de que allí dentro se esconde algo mágico, pensad lo que queráis de mi, que estoy loca o tengo demasiada imaginación, pero estoy segura de que ese bosque no es como los demás. Como mirar hacia allí me confunde, desvío la mirada y miro hacía el cielo: está especialmente bonito esta noche, las estrellas brillan más que nunca y parece que sonríen, como me gustaría a mi vivir en una de ellas, allí no tendría que preocuparme por nada, podría pasarme el día entero leyendo, sin que nadie me dijera nada; cantar hasta quedarme sin voz, sin que nadie se quejara; no tendría que soportarlos gritos de mi hermana y los desprecios de mi madre... La voz de mi hermano me devuelve a la realidad:
- Arielle, ¿que haces ahí? te vas a helar, todavía no te has recuperado del todo- me dice preocupado, sacándome de mi ensimismamiento-. Anda, entra en tu habitación.
- No, tranquilo- le contesto, él es el único que se preocupa por mi, así que no se lo tomo a mal: mi hermano es la mejor persona del mundo, se preocupa antes por los demás que por él y yo le quiero de verdad, así que le tranquilizo-. Estoy perfectamente, allí me agobio demasiado y, además, no podía dormir.
- Entonces vente aquí con nosotros- dice-. Estamos contando historias y sé que a ti te encantan.
- No hace falta, no quiero molestar.
- No es molestia- dice entonces uno de sus amigos, me suena su cara, pero no logro ponerle nombre, es rubio con ojos verdes-. Anda, baja,  
hace mucho que no vienes.
- Sí ,ven, por favor- dice otro, creo que es mi primo, pero no estoy segura, porque no le veo la cara-. Además, me sé una historia nueva y estoy seguro de que te va a gustar- hizo una pausa-. Y yo te recordaba más divertida- definitivamente, es mi primo, solo él utiliza esa técnica para hacerme hacer algo.
- En serio, no me apetece...- voy a decir algo más, pero alguien me abraza por detrás.
- Venga ven- me dice con voz suave, es el primero que ha hablado, ahora que le tengo cerca  le reconozco, es Christian, el mejor amigo de mi hermano, antes de mi enfermedad siempre que venia estaba conmigo-. Hace mucho que no hablamos, y te hecho de menos, ahora las noches aquí no son tan divertidas como antes. 
- Anda, no hace falta que me hagas la pelota- le digo, y me libero de su abrazo-. Me habéis convencido, me cambio y bajo- cuando él desparece por las escaleras, me quito el camisón y me pongo un sencillo vestido azul ceñido en la cintura. Bajo diez minutos después.
- Por fin...- dice mi primo cuando llego-. Creí que habías cambiado de idea y que ya no venías.
Christian me cogió de la mano y me llevó a la hoguera:- Ven, mientras te cambiabas hemos encendido una hoguera- se sentó y me hizo un hueco a su lado-. Y ahora, ¿Quién empieza?
 - Oye, Alex ¿tú no decías que te sabías una historia que me iba a gustar?- le pregunto a mi primo.
-Sí, es una historia sobre el bosque y sobre hadas- esboza una gran sonrisa-. Te va a gustar, ya lo verás.
- Sí, sí- digo-. No te enrolles y cuéntala ya.
- Ya empiezo, no te impacientes- se acomoda cerca del fuego, hace más frío que antes y, sin darme cuenta, empiezo a temblar; Christian se da cuenta, me acerca más a él y me abraza con fuerza, haciéndome entrar en calor-. La historia trata de un hada del bosque, llamada Amaia, muy competitiva, despreocupada, alocada...; a la que desafiaron a ver cuanto podía alejarse del bosque, como se tomaba las cosas muy a pecho quiso alejarse mucho del bosque y se perdió. Cuando se dio cuenta de que se había perdido se posó junto a un árbol y lloró y lloró durante tres días y tres noches y formó un lago, al que luego llamaron el lago de Amaia, en el que vivió durante un mes y entonces dejó de ser un hada del bosque y se convirtió en un hada del agua, cada día que pasaba en el lago se fue interesando más y más por las estrellas hasta que le gustaron tanto que se volvió loca y las estrellas se compadecieron de ella y la subieron hasta su castillo en la estrella de Dheltos, cuando se recuperó de la locura las ninfas de las estrellas le construyeron un palacio en una de las estrellas que forman el ojo de la constelación del Dragón, la estrella de Amaia. Como no volvió al bosque, los otros feéricos, en su honor, crearon este bosque, pero como lo crearon en territorio humano tenían que entregarles a una niña cada diez años, así que cuando aparece una niña en tu puerta, sin ninguna nota ni nada por el estilo, es la niña feérica que utilizan los feéricos como tributo- cuando termina mira y me hace volver a la realidad-. ¿Te ha gustado?
- Sí-le contesto-. Tenias razón, no la había oído- me quedo callada pensando en si esa historia podría ser verdad, ya que nadie ha demostrado todavía nada, ni que existen, ni que no existen sigo; reflexionando hasta que me doy cuenta de que me están mirando todos-. ¿Qué os pasa? ¿Por qué me miráis así?   
- Porque estas temblando- dice mi hermano-. Todavía no te has recuperado de la enfermedad y puedes recaer, anda, cariño, vete a tu habitación.
Es cierto, tengo mucho frío, así que decido hacer lo que me dice mi hermano. Me levanto le doy un beso a mi hermano y me despido de los demás con la mano, cuando ya estoy en el vestíbulo me paro un momento antes de subir, pero al final decido no hacerlo, porque escucho algo que me llama la atención:
- ¿Por que no me lo habías dicho?- oigo preguntar a mi hermano.
- ¿El que?- ahora el que habla es Christian.
- No te hagas el loco, Christian- dice mi hermano-. ¿Desde cuando?- hace una pausa y luego continua con un tono bajo, pero con amenaza-. No lo niegues que será peor, se te nota muchísimo, sobre todo esta noche y Arielle es muy inteligente, si no se ha dado cuenta ya, lo hará pronto. No quiero que sufra, pero eso ya lo sabes- hace una pausa y luego continua más calmado-, si se lo dices o se entera ella sola vais a sufrir muchísimo los dos y lo sabes, así que contrólate, quieres- hizo otra pausa-. ¿Desde cuando?
- Desde siempre- contesta él.